jueves, 5 de marzo de 2015

Elisa Gutiérrez, que hubiera cumplido en junio 105 años, reposa en el cementerio de Bolmir

Muestras de dolor de familiares y amigos, en el funeral que tuvo lugar ayer, 4 de marzo, por doña Elisa Gutiérrez, vecina muy querida en el pueblo de Bolmir. Sus restos mortales descansan en el cementerio de dicha localidad.

El primer contacto con Elisa Gutiérrez, fue en el homenaje de su centenario, que organizó la junta vecinal de Bolmir, con la colaboración del Ayuntamiento de Campoo de Enmedio. Explicaba, entonces, agradecida la finada, que casó con Antonio Puente, ex trabajador de Cenemesa y conocido, cariñosamente, como Chimenea. Enviudó hace más de veinte años, teniendo fruto de su matrimonio, cinco hijas y un hijo, diez nietos y trece bisnietos.

Elisa Gutiérrez, gracias a su trabajo, no tuvo penalidades ni grandes necesidades; pero, sí recuerda, “una vida sacrificada, sobre todo en aquellos tiempos de posguerra, en los que su marido trabajaba en fábrica y ella, al alba, se trasladaba caminando los 13 kilómetros que separan Bolmir de Bustasur, para cavar, sembrar y recoger patatas, regresando a casa bien caída la tarde”.

Mujer íntegra, que en la entrevista del año pasado, agradecía el haber estado rodeada siempre de sus seres queridos, y especialmente acompañada de Agustina, hija religiosa al cuidado de su madre estos últimos años.

También explicaba, que como otras mujeres rurales de la época, su vida fue plena de sacrificios, de renuncias, de ejemplo para todas sus hijas, de resignación, de buenos principios y de fe.


Siempre ha conservado una agudeza mental de llamar la atención, con un gran espíritu de lucha por la vida y con ansia de vivir. Y, en las entrevistas, a las que gustosamente accedió para este medio, ha demostrado ser una gran conversadora, con don de gentes, teniendo una salud de hierro, una memoria privilegiada y una gran capacidad visual. 

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